Su descubrimiento en 1994 deslumbró al mudo arqueológico, siendo declarada en el año 2000 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Si lo que buscas es un viaje lleno de riqueza cultural en el Perú, Caral este es el lugar adecuado.
Se cree que el lugar funcionaba como una capital económica, dada su expansión de casi 66 hectáreas. Los habitantes de este impresionante lugar pertenecían a la civilización Caral, una cultura caracterizada por el comercio de productos marinos y la confección de herramientas como los Quipus, un artefacto que servía como medio para llevar estadísticas o guardar mensajes.
Precisamente la civilización Caral tenía un centro pesquero del que se abastecía de productos marinos y otras herramientas como anzuelos o productos en base a moluscos, en la cercana ciudad de Áspero (Km 191 de la Panamericana Norte), puesta en valor en 2005 por el Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe (PEACS), y hasta donde podremos llegar en bus a solo 40 minutos de la Ciudad Sagrada principal.
Caral se ubica en el Valle fértil del río Supe en la provincia de Barranca, departamento de Lima (a 184 Km de la capital), y tiene sus orígenes en el periodo arcaico tardío de los Andes Centrales.
El viaje hasta Caral es aproximadamente de cuatro horas desde Lima. Para llegar, debemos tomar un bus interprovincial hasta el poblado de Barranca, y una vez allí, dirigirnos hasta el mercado local, en donde podrás tomar un taxi colectivo hasta Caral.
Para el ingreso al recinto arqueológico existen dos formas de llegar: directamente en auto o taxi o bajar en el ingreso peatonal y hacer una caminata de 20 minutos hasta el lugar.
Los horarios de visita son de lunes a domingo de 9.00 hasta las 17.00 horas, con un coste de S/ 11 (entrada general), S/4 para estudiantes o profesores y S/ 1 para niños.
Descubrimiento de Caral
En 1994, la arqueóloga y antropóloga, Ruth Shady y su equipo comenzaron sus excavaciones en medio del Valle de Supe. A pesar de que tenían indicios de lo que se escondía bajo aquellas montañas de arena, jamás pensaron que descubrirían la primera ciudad de América. Enterrada en medio del desierto norteño los esperaba una pequeña Atlantis que poco a poco fue desvelando sus secretos.
Sin embargo, fueron Paul Kosok y Richard Schadael quienes empezaron a llamar la atención sobre Caral en 1949. En un informe publicado en el libro “Life, Land and Water in Anciente Peru” Kosok mencionó que la ciudad debía ser muy antigua pero no podía saber qué tanto.
40 años mas tarde, Shady se encargó de las excavaciones en el lugar e identificó cuatro zonas a las que llamó Caral, Lurahuasi, Miraya y Chupacigarro. En los años siguientes muestras de carbono provenientes del lugar comprobaron la antigüedad de esta civilización y la ubicaron junto a las más antiguas del mundo.
¿Qué ver en Caral?
El lugar está divido en sectores tales como la Zona Nuclear, la cual contiene 32 estructuras y algunas zonas residenciales. Esta se divide a su vez en Caral Bajo y Caral Alto. En este último puedes observar edificaciones como la Pirámide Central, la Pirámide la Cantera, la Pirámide Mayor y Menor. También se pueden observar zonas residenciales que denotaban la clase social de sus ocupantes y que están anexas a los edificios piramidales.
Entre 1000 a 3000 personas vivieron sus vidas entre las míticas pirámides de esta ciudad sagrada. Como muchas otras civilizaciones antiguas, Caral se dividía en clases sociales bastantes estrictas.
Unos se encargaban de la mano de obra (pesquería y construcción) y otros de la toma de decisiones (religión y política). La base de su orden jerárquico radicaba en la religiosidad, siendo un pueblo profundamente ligado a sus creencias.
En la parte baja puedes ver el anfiteatro, el Templo de la Banqueta y el Templo del Altar Circular. En estos complejos se desarrollaban los actos ceremoniales y sacrificios humanos.
¿Qué llevar a Caral?
Cabe destacar, que Caral es una ciudad soleada, es por ello que al momento de visitarla es recomendable usar lentes de sol, bloqueador (o protector solar) y algún sombrero o gorra.
También debes estar preparado para una buena caminata, el tour por el lugar puede tardar unos minutos dada la extensión del lugar pero es una visita maravillosa. El centro arqueológico también cuenta con un pequeño restaurante, baños y una tienda de recuerdos.
El ambiente terroso, ocre, el aire del desierto andino y una ciudad que parece construida en el medio de la nada, aportan a esta visita un aura mística que no puede dejar indiferente a ningún visitante. Las almas de los hombres que habitaron estas ruinas hace 5.000 años parecen querer decirnos aún algún secreto al oído mientras cruzamos lentamente las paredes de piedra del recinto.
Ariana Lucena, Viajes del Perú
Octubre del 2017
info@viajesdelperu.com
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