Raimon es guía oficial de turismo
de
Catalunya (
@raimon_tours) y disfruta enseñando a todo tipo de turistas las atracciones más conocidas de
Barcelona y alrededores.
Desde
Viajesdelperu.com le pedimos que nos relatara su itinerario para publicar una crónica que ayudara a los viajeros que estuvieran
un mes descubriendo el país. Lo que comenzó siendo un viaje de ensueño, reposado e inspirador, se convirtió en un
confinamiento surrealista, debido a un virus del que nunca habíamos escuchado hablar llamado coronavirus (
COVID-19).
Este es su diario de viaje (incluyendo los últimos días de cuarentena en Cusco en la segunda parte de esta crónica), en el que se mezcla
aventura, emoción, gastronomía,
música y autoconocimiento. Os invitamos a disfrutar de su lectura tanto como lo hicimos nosotros. *Las negritas y enlazados son agregados nuestros al texto que nos envía Rai. Tomad nota.
Dia 1: Llegada a Lima
El día previo al viaje a Perú para mí fue bastante tranquilo; aunque soy guía y estoy acostumbrado a viajar a distintos países, aún tengo atisbos de este tipo de
nerviosismo del viajero que aqueja a bastantes personas antes de emprender un viaje. Básicamente me dediqué a revisar algunos apuntes tomados a mano sobre primeros pasos y lugares a los que ir al llegar a Lima, reservando únicamente la primera noche de alojamiento.
Al llegar al aeropuerto Jorge Chávez tomo el
Airport Bus Express por US$ 8 que me lleva directamente
hasta el centro comercial Larcomar de
Miraflores. Había leído que este servicio sería más barato que tomar un taxi por unos S/ 45-50.
En el mismo Larcomar encuentro una fila de taxistas y negocio el viaje hasta el
The Point Hostel de Barranco con el primero de ellos. Finalmente (me comentaron lo normal en Perú era regatear con los taxistas), el trayecto sale por S/ 10. Es tarde y estoy algo cansado, así que llego al hostel y tomo una cerveza en el bar de su patio. Pago S/ 90 (unos 23 euros) por una habitación privada amplia. Mañana toca conocer el barrio.
Día 2: Paseando por Barranco
Vine a Barranco atraído por su fama de ‘
barrio bohemio’ de Lima y por la cantidad de
galerías y espacios de arte que existen en sus calles. Superados el
jet lag y los problemas de conectividad, salgo a callejear por el barrio de Barranco y llego al supermercado
Metro (Avenida principal Miguel Grau, 513) donde
consigo una tarjeta SIM local por S/ 15.
Paseando por Barranco llego de casualidad hasta el famoso
Puente de los Suspiros y la
Bajada de Baños, en la que van apareciendo varios graffitis y arte urbano que me maravilla. Es por aquí que descubro la galería de arte del artista
Jade Rivera (del que pueden apreciarse algunos murales en el distrito), con algunas de sus obras y pequeñas litografías y otros artes de venta al público.
Sigo la Bajada de Baños y llego hasta el océano Pacífico (que me devuelve reminiscencias de mi querido Mediterráneo) y no me resisto a meter los pies en el agua. El día está soleado y hacen unos 27 Cº.
De vuelta al hostel decido cortarme el pelo por S/ 20 (unos 5 euros) y tengo mi primera aproximación a la
gastronomía peruana en un restaurante cercano por S/ 15 (4 euros).
Ya en la noche decido salir a
conocer la marcha nocturna y llego al
Ayahuasca bar, un lugar conocido por sus cócteles, aunque al estar solo prefiero algo
más alternativo. Me recomiendan
La Noche de Barranco, un bonito bar que se encuentra en una vieja casona del siglo pasado y que tiene música en directo todas las semanas. Degusto un
pisco sour por S/ 20 sentado en una mesa al ritmo de latin jazz. La entrada es gratuita por ser lunes. Vuelvo al hostel a reposar.
Día 3: Conociendo Miraflores
Al levantarme esta mañana me comentan que puedo pasar a una habitación de cuatro camas y pagar casi la mitad (S/ 46). Además de pagar menos, tengo la suerte de que el cuarto no tiene más huéspedes y sigo solo.
El día de hoy me animo a
conocer el barrio turístico de Miraflores. Voy caminando por Barranco hasta llegar a la calle Tacna donde al finalizar encuentro el
Parque de los Héroes y una bonita heladería italiana donde compro un helado de ‘oro de Inca’ por S/ 9. En esa misma esquina encuentro un vendedor de fruta ambulante, así que termino el desayuno con un plátano por (S/ 0,70).
Me dicen que subiendo la calle y llegando a Grau puedo tomar un bus
Chama 7606 que me lleva a Miraflores por S/ 1, así que para tener cambio para el bus entro en una pequeña tienda (que llaman quioskos) y pruebo la famosa
Inca Kola. Interesante el sabor, achiclado y refrescante, difícil de explicar, bien rico, aunque muy dulce.
El bus me lleva al también conocido
Parque Kennedy, por el que paseo, y luego exploro la
calle Berlín, que me han comentado que es la
calle de marcha de Miraflores, repleta de pequeños bares y hostels donde se hospedan muchos extranjeros. Miro uno que se llama Kokopelli, aunque me gusta más el The Point de Barranco.
Delante de la esquina de
Berlín con Libertad, como por S/ 15 unos tequeños y un chicharrón de pota. Al callejear por la calle Libertad, un lugareño me ofrece
weed, la cual declino amablemente, pero al decirle que soy de Barcelona se inicia una conversación sobre un hermano que emigró a Catalunya y le interesa recabar información para viajar en un futuro.
Sigo con callejeo y descubro la
galería de arte CCCP; interesante exposición con inspiración ayahuasquica llamada El lenguaje de los dioses. De allí camino hacia Larcomar a contemplar las vistas, ignoro el centro comercial y ya de vuelta a Barranco, rechazo taxis para volver en la combi (como llaman al bus).
Siendo previsor, compro en
Mifarma unas pastillas naturales contra el mal de altura llamadas
AltiVital, guaraná y ginseng y hoja de coca.
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Medicamento para el mal de altura, Altivital (no patrocinado) |
Por la noche decido volver a salir por Barranco y conocer el
famoso Juanitos Bar, uno de los lugares más recomendados por los habitantes del barrio. Me pido la clásica
cerveza Cusqueña (muy rica), junto a un sanguche de jamón del país y ají que también me recomiendan. Para terminar, pido un “
chilcano” de la casa por solo S/ 7, que lleva pisco, ginger ale y limón.
En la Plaza de Barranco hay un concierto en vivo de ‘
Nico and the Pets’ del
Music Freedom Day 2020; me comentan que es parte de un evento previo a un festival de cine llamado
Censurados Film Festival que trata de películas censuradas en sus países con alto contenido activista y de denuncia. Vuelvo al hostel a descansar.
Día 4: Salida hacia Paracas, hasta pronto Lima
Esta mañana temprano me
dirijo a Paracas con un agencia que se llama
Perú Hop. La idea es que un bus te va llevando por la ruta turística clásica (
Ruta del Gringo) y vas haciendo paradas a tu ritmo. La primera parada se encuentra a
dos horas al sur de Lima, en un lugar llamado
Mirasur, donde nos dan a elegir el desayuno entre una amplia variedad de platos. Me quedo con el
pan con palta (aguacate) y un
emoliente (una bebida hecha en base a hierbas y aloe muy rica).
Sobre las 12 del mediodía hacemos un tour que me resulta super interesante. Una
red de túneles para esclavos bajo la
Hacienda San José. La idea era crear una red de túneles laberíntico en el que poder esconder esclavos y moverlos entre haciendas para así evadir impuestos estatales.
Bajo la casa aún existen los cuartos donde
encerraban a estos esclavos, los hacían reproducirse para buscar los mejores elementos, e incluso celdas donde los dejaban morir. Se pueden ver
incluso huesos reales de algunos de ellos. Una experiencia intensa..
Tras este tour de una hora aproximadamente, nos dirigimos a Paracas para comer en un restaurante cercano a nuestro alojamiento. Pago S/ 27,90 por una
Leche de tigre deliciosa y una limonada. Aprovechando que nos encontramos cerca al océano, no me resisto a darme una escapada y bañarme por primera vez en el Pacífico.
Esta noche nos hospedamos en el
Paracas Backpacker en una single privada por S/ 45. El lugar es acogedor y tranquilo. Aprovecho lo que resta del día para descansar y seguir creando el itinerario del resto del viaje. Estoy ansioso por llegar a la Huacachina y hacer sandboard.
Día 5: Las Islas Ballestas, el guano y la llegada a la Huacachina
Salimos a las 8.00 a.m. para aprovechar la mañana y conocer
Las Islas Ballestas que están en la
Reserva de Paracas. Estas islas fueron conocidas durante el siglo XIX por la
producción de guano que llevó a Perú a convertirse en potencia mundial y que posteriormente desataría la cruenta
Guerra del Pacífico con Chile.
Salimos temprano también para no achicharnos con el sol, ya que al mediodía nos comentan que el calor puede hacerse insoportable, siendo básico usar crema solar y una gorra.
En
dos horas de paseo en lancha nos topamos con
leones marinos,
pingüinos, miles de gaviotas y otras tantas
aves guaneras. Paramos también unos segundos a ver el famoso
geoglifo de El Candelabro, que mide unos 150 metros de alto y que parece ser una línea hermana de las
Líneas de Nazca.
A continuación visitamos la
Reserva Nacional de Paracas, en la que me empiezo a fascinar con paisajes desérticos nunca antes vistos.
A las 13.00 horas salimos de Paracas y llegamos a las 14.15 al oasis de la Huacahina.
Nos alojamos en el
Wild Rover Hostel, ideal si te gusta la fiesta, pero no lo recomendaría para familias con niños o personas que busquen tranquilidad. Pago S/ 44 por una Luxury 6 Bed Dormitorio que tiene cabinas y una cama bastante cómoda. Hay wifi y agua caliente.
Después una comida sencilla en el lugar, llega el momento del paseo en
Buggy arenero a través de las dunas de arena de la
Huachina y el sandoarding. Una experiencia super recomendable y divertida. Nos cobran S/ 50 con Peru Hop, algo que me parece
overpriced. Es posible realizarlo por cuenta propia por unos S/ 25.
La Huacachina tiene
bastantes locales para divertirse y está muy enfocada al turista. Esta noche cenamos en el hostel y el grupo empieza a conocerse; tomamos unas cervezas en el hostel y luego salimos a bailar a un club adyacente.
Día 6: Relax en La Huacachina
Después de un día y noche intensas (y como todavía queda bastante viaje por delante), decido declinarme por una
jornada de relax en el oasis de La Huacachina.
Paseando alrededor del oasis encuentro a un alemán que está realizando el viaje conmigo y me anima a
subir a las dunas para hacer volar su dron y tomar unas vistas aéreas.
Paso la tarde bañándome en la piscina del hostel y tomando el sol en la tumbona. La idea es
recargar energías e ir anotando los siguientes pasos. Sobre las 21.00 horas pido una hamburguesa de quinua en el hostel para cenar y tomo una cerveza helada.
Día 7: Huacachina, Líneas de Nasca y llegamos a Arequipa
Va a ser un día intenso de viaje, así que decido despejarme nada más levantarme con un baño en la piscina de hostel. Tras desayunar en el
Bamboo Café de la Huacachina unas tostadas, café y jugo de papaya (S/ 13), tomamos el bus a las 13.00 horas en dirección a las
bodegas de pisco de Ica para conocer como se elabora este peculiar aguardiente.
En las bodegas nos explican todo el
origen y proceso de elaboración del pisco (que se almacenaba en enormes tinajas). Tras la explicación se realiza
una cata in situ de distintas variedades de vinos y pisco.
Tras la cata (y algo más contentos)
partimos hacia Nasca para poder ver los famosos geoglifos elaborados entre el
siglo I y VII d.C. Observo algunas de estas líneas
desde la torre mirador, pero me decido a no tomar la avioneta que las sobrevuela por distintas razones. El
costo de este vuelo está entre los
US$ 80 y
US$ 100. La historia de las Líneas de Nasca me fascina.
A eso de las 18.00 horas hacemos una merienda-cena en Nasca, donde pruebo el famoso
lomo saltado (lomo con tomate, cebolla, patatas fritas, salsa de soja y pisco). Muy rico.
Seguidamente tomamos
el bus hasta Arequipa en un largo
trayecto de 12 horas, por lo que es recomendable un bus confortable. Si bien los asientos son amplios y cómodos, es un camino con mucha curva. El viaje es nocturno para poder aprovechar bien el día siguiente.
Día 8: Arequipa, la Ciudad Blanca
A eso de las 6.00 a.m. llegamos a
Arequipa, conocida como la Ciudad Blanca por estar en parte construida con sillar blanco volcánico. Decido alejarme del festivo
hostel Wild Rover, por estar demasiado enfocado al turismo "gringo" y elijo el
Dragongly Hostel, más tranquilo y que me da la posibilidad de conocer a otros viajeros.
Pago S/ 28 noche en habitación de 6 pax compartida, aunque no hay nadie más en ella y puedo quedarme solo a mis anchas. Me tumbo a reposar un rato antes de salir a callejear por Arequipa.
Exploro el
Mercado de San Camilo, la
Plaza de Armas y alrededores, compro algunas cosas y souvenirs para amigos y familiares. Me han hablado muy bien de la
gastronomía arequipeña, así que entro en uno de los restaurantes que encuentro en el camino y como un plato de
caigua rellena (
extraña hortaliza alargada), acompañado de ensalada y bebida por
solo S/ 12 (unos € 3).
Coincido con otros viajeros conocidos anteriormente, sigo el paseo entre calles coloniales y descubro el
Puente Grau y la estatua
Francisco Bolognesi (dos de los héroes nacionales de la Guerra del Pacífico). Es domingo y la ciudad está tranquila.
Callejeando llego hasta el conocido
Mirador de Yanahuara desde donde pueden verse los volcanes Misti, Chachani y Pichu Pichu. Existen unos bonitos arcos de sillar blanco con inscripciones de poetas locales y otros personajes de la zona.
Luego me dirijo a
San Lázaro, el barrio más antiguo de Arequipa (que data de mediados del siglo XV), considerado
Patrimonio Histórico de la Humanidad. Durante todo el callejeo exploro opciones para visitar el Cañón de Colca en el viaje próximo.
Ha sido un bonito día descubriendo una de las ciudades con más historia del Perú, así que creo que me merezco un descanso junto a una buena
cerveza artesana tipo Ipa sour. Me comentan que esta noche habrá música en directo en el hostel Wild Rover, así que termino allí este día mientras coincido con otros viajeros que vinieron en el mismo bus y entre todos, organizamos los días posteriores de aventuras en nuestro viaje.
Día 9: Aclimatándome para el mal de altura... que pronto llega el Cañón del Colca
Esta mañana tengo un pequeño error de cálculo y al entregar la ropa en la lavandería del hostel me
quedo sin calcetines; ni limpios ni sucios.
Esto hace que cambie de planes y decido no caminar demasiado, ya que solo cuento con botas o zapatillas de andar por hostel. Como el itinerario va según mis planes y no tengo que apresurarme, prefiero seguir relajándome en la ciudad de Arequipa.
Por la zona centro encuentro un lugar que se llama
Mi KCao, un pequeño y acogedor lugar donde sirven café y cacao. Con anterioridad había contactado con el dueño a través de
Couchsurfing para realizar un intercambio de trabajo por alojamiento, aunque finalmente se me ofrecía lo segundo a cambio de nada.
Lástima que la respuesta me agarró sin datos. De todas formas me encuentro cómodo en mi actual hostel. Ya que estoy allí -y que soy amante del chocolate- me pido
una taza de cacao, amargo y bien servido. También pruebo diversos tipos de
cacao elaborado artesanalmente con sal de maras, con mango, con maca, o con
hoja de coca.
Finalmente decido iniciar el
trekking al
Cañón de Colca a las 3 de la madrugada siguiente. Así que me tomo el día con más calma, y pospongo mi visita al museo de la momia para la vuelta del cañón.
También por la parte centro, junto a la Plaza de Armas, entro en el local
Barrio Perú, donde pruebo por primera vez el famoso
ceviche clásico de pescado junto a una cerveza Cusqueña por S/ 20 (€ 5).
Esa noche
noté un temblor al tratar de dormir, y al levantarme a fumar un cigarrillo seguí notándolo. Luego descubrí que hay un volcán que está en proceso de erupción desde
noviembre de 2017, que desde entonces expulsa humo (está fumando, tal y como expresó una lugareña). Al parecer al estar en tierra volcánica, esos temblores, pequeños terremotos de baja intensidad, son frecuentes, aunque los lugareños apenas les prestan atención, al estar
ya acostumbrados.
Día 10: Cañón del Colca Trekking
Sobre las 3.00 a.m. llega una
minivan al Dragonfly Hostel para recogernos y comenzar el famoso
trekking al Cañón del Colca. El precio por persona
es de S/ 120 que, aunque esté algo inflado (me comentaron que puede conseguirse por S/ 95), no me parece un precio exagerado teniendo en cuenta que puedo dejar mochila en el hostel.
El precio del trekking igualmente no es caro si se tiene en cuenta que se ofrece guía para 2 días y una noche, transporte, desayuno, almuerzo, cena, alojamiento y desayuno del segundo día. El primer trayecto nos toma
3 horas hasta su punto de destino.
Después de
desayunar en Chivay, hacemos parada en el
Mirador de la Cruz del Cóndor, donde tenemos la suerte de ver algunos cóndores, además de algún águila y algún que otro simpático pajarillo. La razón de avistar en esta zona, es que los cóndores tienen sus nidos
justo debajo del mirador, con lo que crece la probabilidad del
avistamiento.
La minivan nos lleva entonces a un lugar adecuado dónde iniciar el descenso al cañón. Se baja desde unos 3.300 m.s.n.m a unos 2.200 metros, en un
trayecto de unas 4 horas, así que es mejor estar en forma, o bien elegir otro tipo de tour, puesto que esto es solo el principio de lo que está por venir.
Algo que hay que tomar en cuenta desde la llegada a Arequipa es
el mal de altura, algo que empieza a notarse junto a la falta de oxígeno a partir de los 2.500 metros. El remedio natural de los lugareños es mascar (o
chacchar)
hoja de coca, la planta ritual sagrada para comunicarse con los dioses, que además provee la energía necesaria para estas caminatas.
Los guías me cuentan que pese a la mala connotación que tiene la hoja coca por la
perversión occidental una vez es transformada en sustancia tóxica, esta planta ha sido usada en épocas prehispánicas por los pobladores del antiguo Perú para
mejorar su riego sanguíneo y mejorar su resistencia física, entre otras propiedades que pueden elevarla a categoría de
superalimento.
La guía cuenta, además, interesantes historias sobre la medicina de las plantas que podemos encontrar por el camino, la conexión con la pachamama. Comenta que nuestro camino también es parte del
Camino Inca, que era más bien una red de caminos más que un único camino.
En tiempos de los incas se usaban esos caminos por corredores o mensajeros
llamados Chaskis, los cuales los recorrían, en relevos, usando refugios conocidos como
Tambos donde los lugareños dejaban comida como yuca o maíz morado.
Indica que los antiguos incas eran personas mucho más sanas y fuertes que en la actualidad, por la dieta y el estilo de vida que tenían, alejados de grasas u otros productos no saludables. La base de la alimentación era el
choclo (maíz), pero también la
papa y otros superalimentos como la
quinua, la
maca o la
kiwuicha.
Continuamos nuestro
camino hacia el fondo del cañón, y tras cruzar el río, seguimos y seguimos caminando hasta llegar a un puestecito donde se nos ofrece un plato de sopa de quinua y un lomo saltado, que con nuestro cansancio nos sabe a gloria.
Descansamos media horita con una reparadora siesta a la sombra y a seguir caminando. Al contrario de lo que se pudiera pensar, el camino no es plano si no que sigue teniendo subidas y bajadas así que, insisto, la opción trekking se recomienda a quien esté acostumbrado a
hacer ejercicio físico.
La conexión con la naturaleza compensa el esfuerzo, eso sí. Tras otra larga caminata que parece interminable para los no iniciados, logramos finalmente llegar
al lugar que llaman oasis, situado en lo más profundo del cañón y convenientemente provisto con resorts, alojamiento y piscinas
Aunque empieza a llovisquear, el baño en la piscina es la merecida recompensa al esfuerzo de todo el camino. Hay un microclima en el cañón que provee de una temperatura agradable.
Esta noche nos quedamos aquí a dormir. El lugar es hermoso y tras una
caminata tan larga y dura el cuerpo nos pide relajarnos y solamente disfrutar del aire puro que podemos respirar aquí.
Día 11: Volvemos a Arequipa en tiempos del coronavirus
A las 4:30 de la madrugada estamos en pie para iniciar el ascenso. Aún es de noche; llevamos linternas y luna llena en lo alto del cielo. Nos dan
hasta 4 horas para llegar arriba, así que después del palizón del día anterior decido ir sin prisa pero sin pausa, disfrutando del camino.
Logramos llegar arriba. Aquí nos tomamos la foto de rigor. Seguimos caminando desde
San Juan de Chuccho hasta llegar al lugar donde se nos ofrece un rico desayuno continental, que pese a no ser gran cosa, sabe a gloria después de un trekking tan intenso.
A partir de entonces ya nos recoge la furgoneta, junto con otro grupo, y nos pasea por otros puntos, tales como
las aguas termales (no incluidas en precio pero altamente recomendable para que el cuerpo se recupere por S/ 15) o las
hot springs donde disfrutar de baños a 37 o 40 grados.
De allá se nos lleva al lugar del almuerzo,
de vuelta a Chivay donde se ofrece un
buffet libre a S/ 30, pero al ser una parada en restaurante turístico sin opción alternativa decido no hacer el gringo pagando ese precio. Alegando no tener tanta hambre, lo que es cierto, negocio con la guía y el jefe del lugar hasta conseguir un par de sanguches de lomo a S/ 5.
Con la furgoneta nos hacen alguna otra parada de foto y vistas, incluso en el punto más alto, donde nieva y vemos llamas. *
Aclaración de nuestro blog para diferenciar llamas, alpacas y vicuñas.
En una parada me consigo una buena bolsa de hojas de coca a S/ 3 mientras engañan al gringo que está a mi lado vendiéndole supuesta fibra de alpaca a S/ 25.
Y seguimos con la ruta, ya
de vuelta a Arequipa.
Después de estar en conexión con la pachamama y
desconectados de la civilización, al volver a tener cobertura llegan noticias de que el
monotema del coronavirus. Se ha vuelto un problema ya muy loco, y es difícil, a pesar de la distancia, ignorarlo como venía haciendo el las últimas fechas (la pandemia acaba de proclamarse por la
Organización Mundial de la Salud).
Ya en Arequipa, decido primeramente visitar el
Chelawasi Public House, lugar donde disfrutar de deliciosa cerveza artesana local, a S/ 12 en happy hour, a eso de las 6 p.m.
Seguidamente me dirijo a
Mi Kcao, lugar donde puedo disfrutar de
delicioso cacao o café y donde estuve previamente hace tan solo dos días atrás. A través de
couchsurfing hablo con el dueño para poder
pasar allá la noche en la habitación de uno de los socios dueños para descansar todo el cansancio acumulado del trekking. El trato de los socios del local fue
muy amable en todo momento y me gustaría también agradecerles a través de este post su simpatía y hospitalidad.
En Mi Kcao consigo acercarme a la gente lugareña y al viajero independiente en lugar de hacer el gringo con el grupo con el que estaba viajando. Tras tomar un par de cervezas me voy a descansar.
Día 12: Despedida de Arequipa. Nos vamos a tonear
Siguiendo con mi idea de alejarme de "hacer el gringo", decido imaginar y hacer como si viviera en Arequipa, eso es, no hacer el turista, no visitar el
monasterio de Santa Catalina, por ejemplo.
Más bien me interesa la cultura inca, que me viene conquistando progresivamente, aunque decido no ir al museo donde se expone la
momia Juanita ya que me informan que se encuentra en restauración. La momia Juanita también es conocida como la "
princesa de hielo", ya que fue encontrada en el nevado Ampato en 1995 de la mano del alpinista Miguel Zárate en perfecto estado de momificación.
Me dedico al callejeo por mi nueva ciudad, decido tomar unas empanadas de marisco al encontrar una apetecible oferta por el camino. Me fijo en pequeños detalles como las gárgolas de las construcciones.
A pesar de la amabilidad de mi anfitrión de
couchsurfing, decido reservar esta noche de nuevo en
Dragonfly, básicamente para no molestar, ya que por la noche me apetece salir a tomar unas chelas (como llaman en Perú a la cerveza) y volver tarde.
Mi siguiente bus parte esta madrugada a las 5:45 a.m.
Me dirijo a Mi KCao para tomar un buen café. Escucho historias de lugareños, me interesa su cultura, me cuenta la influencia quechua por el mundo.
Así que como la conversación es interesante nos vamos a comer juntos, con otro compañero guía. Descubro que hay muchos lugares no turísticos y escondidos en el que los precios son mucho más asequibles que en las zonas más turísticas.
Para el mal de altura, lo
mejor son los remedios naturales locales, como la hoja de coca - fácil de conseguir en los mercados- entre otros, como el mate de coca, caramelos u otros derivados.
En el hostel, antes de dejar las cosas listas para
mi salida de fiesta por Arequipa, en conversación con viajeras de Murcia y de Chile, compruebo que el
tema del virus resulta ya inevitable, hay que vivir al día, nadie sabe lo que ocurrirá mañana.
Para celebrar la vida, consigo finalmente salir a bailar y tomar chelas en Arequipa, empiezo encontrándome con el anfitrión de
couchsurfing y socio de Mi Kcao en el Wild Rover Hostel que, con presencia en varias ciudades, suele seres sinónimo de fiesta.
Disfrutamos de alguna cerveza Cusqueña, luego le insisto que quiero ver el local llamado
Deja Vu, pues me lo han recomendado por varios lados, y una vez allí compruebo que esa noche estaba semivacío. Así que me llevan a otro local llamado
Mr Shot, que sí que está lleno, en la misma calle, que es la calle donde salir en Arequipa, con varios locales aledaños.
Así, entre chelas y piscos, bailes y simpáticos lugareños, la noche transcurre agradablemente y, muy responsablemente, consigo llegar al hostel a una hora razonable para mi partida, en bus, destino Puno,
a las 5:45 a.m.
Día 13: Puno y el Lago Titicaca
Llego a Puno sobre las 13:30 tras unas 6 horas de viaje. Pero antes de llegar a la ciudad de donde -según la leyenda- surgen los primeros incas, hacemos una breve parada en el Mirador Lagunillas que se encuentra a la nada desdeñable altura de 4,444 msnm.
A recomendación del guía a bordo del bus, reservo noche en el
Lucky Your House, hostal que resulta ser bien extraño en consonancia con la ciudad de Puno, que posee una arquitectura de mucho
ladrillo visto, techos de calamina y vidrio brillante. Como me comentó un amigo alguna vez, parece una ciudad "a medio hacer".
Pago S/ 25 la noche en habitación de 8, donde ninguna otra cama resulta estar ocupada. Así que dejo mi mochila y salgo a dar una vuelta, comprobando las extrañas sensaciones que me produce la ciudad que, muy atiborrada,
parece un gran mercado toda ella, y bastante
kitsch a decir verdad.
Me comentan que la ciudad de Puno al ser una ciudad fronteriza vive bastante del contrabando. Analizo las opciones para comer algo, decido probar el
famoso pollo a la brasa que en esta ciudad se puede encontrar prácticamente a cada cuatro pasos. Encuentro un lugar que me parece correcto y por poco más de S/ 10 pruebo tal manjar.
Las calles no están señalizadas con su nombre, con lo cual me pierdo de vuelta al hostal, primera vez en el viaje que utilizo
Google Maps. Por suerte tenía datos en mi tarjeta SIM local. Conseguido el objetivo de volver al hostal, me tiro a reposar el cansancio acumulado, y de ahí hasta la mañana siguiente. Prefiero ver con calma
las islas del Lago Titicaca.
Cabe decir que tenía intención de cruzar a la
parte boliviana del Lago Titikaka. Por recomendaciones quería visitar
Copacabana y la
Isla del Sol y de la Luna.
Pero otros viajeros, dos fuentes distintas, me comentaron que había un
conflicto en la Isla del Sol. Al parecer un pueblo de la isla construyó en una zona indebida de otro pueblo que habita allí, por lo que los segundos se tomaron la justicia por su mano y volaron la construcción con dinamita.
Así que parte de la isla estaba cerrada al visitante. Por esto, y también por la razón de que el asunto
del coronavirus se estaba poniendo extraño por acá, decido no cruzar la frontera y arriesgarme, ya que se me ha comentado que a viajeros provenientes de lugares como España les están poniendo en cuarentena durante 14 días. Tengo que darme prisa en actualizar el itineario.
Día 14: Las Islas de Uros y salida al Cusco
Después del descanso del guerrero, decido realizar el tour que lleva a las Islas de Uros del
Lago Titicaca, unas islas flotantes
hechas de juncos llamados 'totora' donde viven comunidades nativas desde épocas prehispánicas.
Este tour se puede encontrar por
alrededor de S/ 30 e incluye guiado. La comunidad vive mayormente del turismo, lo que, al ser mi sector, me hace reflexionar sobre los beneficios e inconvenientes del mismo.
En las Islas de Uros una mujer nos muestra su casa y trata de vendernos souvenirs, cedo y le compro un llavero de un cóndor, así como quien hace una donación o contribución, por S/ 10. Luego es de obligado cumplimiento el paseo en su barco
llamado Mercedes-Benz por ellos mismos; se nota que tienen un guión que repiten en cada visita de grupo turístico.
También te cobran S/ 10 por este paseo, supuestamente dejándotelo a mitad de precio -no incluido en el precio ya pagado-, me pregunto que hubiera pasado si no hubiera llevado
cash encima.
Una vez a bordo, te
dirigen a la isla más grande, donde hay restaurante y baños. En el trayecto unas niñas cantan canciones en distintos idiomas y piden dinero después. Al llegar te ofrecen
trucha frita a S/ 20, entre otros manjares, y la posibilidad de pagar con tarjeta (eso hubiera pasado en caso de no llevar
cash).
Me parece ya demasiado dinero entre souvenirs, paseos y comida, pero les compro un sanguche de queso por S/ 5 que convenientemente relleno con palta que llevaba en la mochila. Ir al baño cuesta un sol, cosa que parece ser costumbre en parajes remotos peruanos, así que mejor llevar suelto en
caso de necesidad.
Con sensaciones encontradas por la
turistificacion de un lugar por otro lado tan especial y único, partimos de regreso a Puno. Y es una pena, porque pese a lo hermoso del paraje, imagino que todos nos llevamos la sensación de que para los nativos solo somos un monedero andante.
Una vez en tierra firme -y después de parada técnica en hostel- decido callejear por la extraña ciudad de Puno y visitar la
Plaza de Armas y conocer el
Museo de la coca.
Previa
entrada de S/ 10, compruebo que tengo todo el museo para mí. Empiezo con un video explicativo de las danzas tradicionales peruanas, que da paso al acceso del segundo piso donde se puede conocer más sobre la
hoja sagrada de coca que, insisto, según comentarios de guías y lugareños, es conceptualmente opuesta a la perversión occidental llamada cocaína.
Interesado ante este culto, me dispongo a aprender más en el museo, y la verdad que la visita me gusta bastante. Aprendo interesantes datos sobre la historia y propiedades de la hoja.
En la tercera planta se
encuentran los disfraces que previamente he visto en el video inicial de las danzas tradicionales, y amablemente la misma mujer que cobra la entrada sube a informar que puede uno probarlos y ella hacer fotos. Este es el resultado:
Una vez finalizada la visita, callejeo un poco, no demasiado para no perderme, y de regreso al hostel, agarro algún snack de alguna tienda y decido
esperar al bus que me llevará hacia Cusco, saliendo a las 21:30 horas, con hora prevista de llegada a Cusco a las 6 a.m.
Desde
España me comentan que se ha decretado el
Estado de Emergencia en el país y que se prohíbe salir a las calles exceptuando servicios básicos.
Día 15: Cusco y la gran decepción... cierre de Machu Picchu
A la hora prevista llegamos a Cusco y decido probar de nuevo alojarme en
Dragonfly Hostel, ya que me gustó la franquicia de Arequipa y a esas horas no quiero complicarme demasiado. La habitación compartida
cuesta S/ 20 pero pago un plus de S/ 10 más para el
early check y así poder tumbarme a descansar tras una larga noche de bus nocturno.
Al levantarme decido explorar un poco el centro de Cusco, mientras pienso en mi pronta exploración al
Valle Sagrado y los tickets que debo adquirir para su visita.
Paseo por plaza de armas, y voy hasta el
Mercado de San Pedro, perdiéndome por las bonitas callejuelas y subo un poco la colina; de vuelta me encuentro por casualidad con la
piedra de los 12 ángulos que aparece en la botella de la cerveza Cusqueña. Una auténtica obra de ingeniería inca que logra encajar de forma perfecta
todos sus ángulos en el total del muro.
En Cusco existen muchos locales donde
sirven pizza con ingredientes locales, así que me decido a probar una en un restaurante cercano al hostel. El precio es de S/ 18 (unos € 5), a lo que sumo una Cusqueña de trigo.
Es entonces cuando todos mis planes de
conocer el Valle Sagrado de los Incas y el
Machu Picchu se ven truncados. Sobre las ocho de la tarde el
presidente peruano, Martín Vizcarra, decreta el
Estado de Emergencia y el cierre total de fronteras con
confinamiento obligatorio para todos los ciudadanos y turistas que se encuentran en el país.
Aunque me llegaban noticias por medio de amigos y contactos, la noticia
no deja de impactarme y sorprenderme, ya que en proporción con Europa, en Perú hay muy pocos casos, pero se toman las medidas más estrictas de paralización desde el principio que, además de lo mencionado anteriormente, incluyen la paralización de cualquier tipo de transporte aéreo, marítimo o terrestre y toque de queda desde las 20 horas a las 5.00 horas.
Al día siguiente pensaba dirigirme a comprar el ticket para Machu Picchu y comenzar la
ruta por la Hidroeléctrica que me llevaría a la maravilla del mundo sin tomar el tren.
Vuelvo al hostel a dormir sin ser realmente consciente de lo que me espera a partir de mañana.
Día 16: Último día con libertad de movimientos en Cusco
Al levantarme y salir a tomar el desayuno a las áreas comunes del hostel, compruebo que el tema del Covid-19
va en serio. El ambiente anda enrarecido entre los trabajadores del hostel y los viajeros que vemos nuestros planes truncados, conscientes de que es hoy el
último día para poder moverse de un lugar a otro; aunque oigo que tanto el aeropuerto como las estaciones de autobuses están imposibles, abarrotadas de gente. Ninguno de los presentes sabe
qué será de nosotros de ahora en adelante.
Mientras empiezo a ser consciente de la gravedad de la situación, decido aprovechar el que posiblemente sea el último día en el que pueda moverme por Cusco antes de que puedan incluso "detenerme".
La plaza de armas aparece ya
prácticamente vacía lo cual es una postal inusual en una ciudad tan turística como el Cusco. Parece el comienzo de una de esas películas postapocalípticas en las que las calles comienzan a despoblarse por terror al contagio del virus.
Callejeo colina arriba, buscando otro alojamiento que me habían recomendado, pero que no logro encontrar. Descubro, sin embargo, el
Mercado de San Blas, donde aprovecho para comprar algunas provisiones ante la incertidumbre de lo que está por llegar.
Vuelvo entonces al hostel pero, a sabiendas de que a partir de mañana estaré confinado, decido tratar de
visitar las ruinas de Sacsayhuamán (con cuyo nombre los locales bromean a los gringos llamándola
SexyWoman), o por lo menos pasear hasta ellas, antes de que se pierdan los derechos constitucionales debido al Estado de emergencia.
Al llegar, compruebo que
no hay nadie en taquilla pero la puerta está abierta. Obviamente, hoy tampoco se podía comprar ya el boleto turístico ni
la entrada a Machu Picchu que hubiese deseado adquirir. Ante la puerta abierta, decido entrar.
Ante esta perspectiva, decido marcharme pero, por sorpresa, encuentro un cartel que indica un camino
hacia el Cristo Blanco, y decido ascender por esa senda.
Durante el ascenso, noto el cansancio y me regocijo al pensar que fui capaz de realizar el trek del Cañón de Colca, con tantos kilómetros, tanta altitud y tanta pendiente. Una vez en el Cristo Blanco, disfruto de fantásticas vistas sobre la ciudad de Cusco.
Encuentro también un taxista que se ofrece a llevarme a distintos miradores, rechazo amablemente mientras le explico el incidente de las
ruinas de Saqsayhuamán.
Decido bajar la colina hacia el centro, paso por un curioso barrio. Callejeo un poco más por el centro hacia el hostel, fascinado por las estrechas calles de Cusco y su energía. Decido al final volver al alojamiento a esperar el momento en el que perdamos la
libertad de movimientos y las libertades constitucionales, debido al confinamiento y el estado de alarma decretado.
Puedes seguir leyendo 30 días de viaje por Perú de Rai y el coronovirus (parte II) a continuación.
Francis, Viajes del Perú
Abril del 2020
info@viajesdelperu.com